Están siendo días de mucho calor en Granada, no sabemos a donde ir, pasear por determinados sitios y a determinadas horas es prácticamente imposible. Habíamos pensado en salir mas tarde, ir a algún centro comercial al amparo del aire acondicionado o incluso quedarnos en casa, pero necesitamos salir a la calle a respirar aire puro y a pasear.
El sábado por la tarde no sabíamos ya como sentarnos en el sofá y decidimos salir a la calle. Eran mas de las ocho de la tarde y, aunque se hace de noche cerca de las diez, no son horas de ir a un destino lejano ni tampoco a descubrir mundo. Pensamos en ir a la Alhambra, allí hay vegetación y agua, y lo mismo hacía fresquito. Dicho y hecho.
Aparcamos en el parking, y una vez allí pensamos en ir a la silla del moro con la idea era ir al llano de la perdiz, una gran esplanada a cierta altitud en la que esperábamos que la temperatura fuese un poco mas amable. Cuándo pasamos la silla del moro oímos agua, y a lo lejos, vimos una pequeña catarata, y pensamos, cambio de ruta, vamos a ver el agua. Bajamos una cuesta y allí había una pequeña cascada que era el origen de un pequeño riachuelillo.
Esta cascada es la Acequia Real o Acequia del Sultán y suministró agua a la Alhambra durante tres siglos.
Seguimos por una vereda rodeada de vegetación, de tierra y piedras, no demasiado difícil de andar y paralelos al rio. El fresquito era notorio. Nos estaba gustando mucho este recorrido, así que seguimos andando por esta vereda. No muy lejos de allí hay un mirador, el mirador de la Perla.
Desde el mirador de la Perla puede verse todo el barrio del Albaicín.
Una vez llegado al mirador, se pueden hacer dos cosas, seguir hacia la derecha o hacia la izquierda. Hacia la derecha nos encontramos con la magnífica vista de la Abadía del Sacromonte.
Volvimos sobre nuestros pasos para explorar el lado izquierdo, ya que nos había llamado la atención un cartel que ponía "restos arqueológicos".
Nos fuimos encontrando estos puentes. Yo iba alucinando, es un sitio precioso.
No se si tienen nombre o si esta ruta tendrá alguna denominación, pero la recomiendo al cien por cien.
Seguimos andando un poco mas, no sabíamos a donde llevaba ese camino. Llegamos a otro mirador del que no he encontrado su nombre.
Nos daba miedo seguir mucho mas, había que volver y, aunque el camino no era tedioso, era monte y no había luz ninguna, pero nos daba pena no ver a donde acababa este camino. Aparecieron otros excursionistas frente a nosotros, les pregunté y me dijeron que este camino llegaba a la fuente del Avellano.
Poco mas pudimos andar, se hacía de noche.
Así que dimos la vuelta con la certeza de que volveríamos mas temprano otro día para hacer la ruta completa.
Pocos días después volvimos. Nos había encantado. Esta vez íbamos a hacer la ruta entera.
La segunda parte de la ruta es bastante mas difícil, la pendiente es mas pronunciada y diría que se necesita cierta fortaleza para bajarla o subirla, aunque las vistas siguen siendo espectaculares.
Palacio de los Códova y la muralla zirí.
La bajada lleva al camino que va hacia la fuente del Avellano. Nosotros en lugar de ir a la fuente fuimos hacia el paseo de los tristes, muy cerquita de allí.
La Alhambra.
Subimos por la cuesta de los chinos, muy empinada y difícil de subir. Ya en el recinto de la Alhambra llegamos a este punto, un acueducto.
Agua, tan típica de la Alhambra.
Barrio del Albaicin.
Recinto de la Alhambra.
Estas últimas fotos ya están tomadas en el recinto de la Alhambra.
El paseo es precioso y muy muy recomendable, eso si, es un poco difícil en algunos tramos.
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