A la mañana siguiente decidimos ir a Sajazarra, en La Rioja, que está a algo menos de una hora en coche y que forma parte de la asociación de los pueblos mas bonitos de España, calificativo muy merecido.
Es un pueblo muy pequeño, he leído que en él no viven mas de 120 personas, al que los turistas no pueden acceder en coche, han habilitado un parking público gratuito a la entrada del pueblo.
Las casas del pueblo son todas de piedra, son de estilo medieval, la mayoría están decoradas con flores en las ventanas y balcones.
Paseando por las calles ves detalles tan sencillos y a la vez bonitos y originales que dan al pueblo una belleza única.
Este callejero tan original, es el callejero de Sajazarra.
De las cuatro puertas que tenía la muralla de Sajazarra, solo queda la puerta del arco.
Este es el castillo de Sajazarra, data del siglo XV. Su estado de conservación es muy bueno, aunque no es posible su visita interior ya que es propiedad privada de un particular.
Manos esculpidas en los muros del amor. Según cuenta una leyenda, dos familias vivían en las casas que están muy próximas entre si, una de ellas tiene un niño y la otra una niña, estos se hacen amigos, lo pasan muy bien juntos, van creciendo y lo que en principio es amistad con el paso del tiempo se convierte en amor. Los padres de ambos jóvenes, al enterarse de lo que pasa entre sus hijos, se niegan a que mantengan este tipo de relación, ellos desobedecen y sus padres los encierran cada uno en su casa, en un hueco, sin ventanas, uno frente al otro, pero sin posibilidad de verse ni tocarse. Entonces deciden abrir un hueco en el muro, cada uno en su casa, para poder tocarse, pero murieron en el intento y sus manos quedaron para siempre esperando poder juntarse.
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