La elección de Eslovenia como destino de vacaciones fue gracias Instagram, si, parece raro, pero las fotos que compartían muchas de las personas a las que sigo que ya habían visitado el país me parecieron espectaculares. Muchas veces ves una foto y piensas, "que sitio mas chulo" y poco mas, pero en esta ocasión no me dejaron indiferente y pensé que ese podía ser un lugar magnífico para pasar unos días en familia, así que, como siempre, empezamos a indagar, a estudiar el destino y en agosto salimos hacia allí. Nosotros viajamos a nuestro aire, alquilamos un coche y un hotel en Liubliana, la capital, donde fijamos nuestra base y desde ahí nos fuimos moviendo. Eslovenia no es un país grande y hay muchisimos lugares para visitar a menos de una hora de distancia de la capital.
Como información general decir que Eslovenia está en Europa Central. Fue in país que se formó tras independizarse de la antigua Yugoslavia que limita con Italia, Croacia y Hungria. Forma parte de la Union Europea y su moneda oficial es el Euro. Oficialmente se habla el esloveno, aunque es muy fácil encontrar a gente que hable inglés.
Nuestras vacaciones por Eslovenia comenzaron en Málaga, desde donde en avión llegamos al aeropuerto de Treviso, a unas dos horas y media de distancia de la capital, Liubliana. No volamos directamente a Liubliana, la capital, por que no hay vuelos directos desde Málaga y decidimos pasar un par de días en Italia y visitar Treviso y Venecia.
Nuestro primer día lo pasamos en Treviso, una ciudad al norte de Italia, a la que llaman la "Venecia en miniatura" y de verdad que su apodo es totalmente merecido.
Treviso tiene un encanto especial, calles estrechas y serpenteantes y unos canales llenos de mágia que crea rincones únicos.
Es una ciudad muy cómoda para pasear, el centro está totalmente peatonalizado.
Tras el fantástico día en Treviso, un bañito en la piscina del hotel, cena y descansar un poco, por que al día siguiente ibamos a visitar Venecia a menos de 40 km. de distancia de allí, solo teníamos un día para pasear por sus calles, disfrutar de sus canales, sus iglesias, la esplendida plaza de San Marcos... mucho por ver en muy poco tiempo, así que teníamos que tener las pilas muy bien cargadas.
Nos habían dicho que era complicado llegar a Venecia en coche por que el puente de la libertad, puente que une la isla de Venecia con el contienente, es fácil que se colapse y un trayecto de apenas media hora se convierte en infinito, además del problema de donde dejar el coche en Venecia, allí no se puede circular con coche por ninguna calle dada las características de la ciudad, y por consiguiente no se puede aparcar en la calle, algo a tener en cuenta, sabíamos que si hay aparcamientos públicos, pero habíamos oído que se llenan rápido, sobre todo en época estival donde los turistas se multiplican. Estuvimos viendo la opción del tren, pero no nos salia mucho mas barato que el coche, viajamos 4, además acababamos de perder uno, teníamos que esperar un buen rato al siguiente y dejar el coche en el aparcamiento de la estación no era precisamente barato, así que haciendo cuentas y oidos sordos a los consejos de no ir en coche, curzamos dedos y nos arriesgamos y no salió mal. La carretera estaba despejada tardamos unos 40 minutos en llegar y nada mas entrar en la ciudad encontramos un gran parking en el que dejamos el coche, tarifa única, 26 euros/dia, da igual 1 hora ó 23, pero no quisimos arriesgar a encontrar algo mas económico.
Nada mas subirte al puente de los descalzos, uno de los cuatro puentes que atraviesan el gran canal, te das cuenta de la magestuosidad y belleza de esta ciudad, todo lo que había oído sobre ella se quedaba corto.
La piazzetta, justo antes de llegar a la fantástica plaza de San Marcos, al fondo dos grandes columnas de granito conocidas como la columna de San Marcos, que está coronada por una imagen de bronce de un león alado y que es el símbolo de la ciudad, y la de San Teodoro, coronada por una escultura de mármol que representa a dicho santo quien fue el primer patrón de la ciudad de Venecia.
El primer patrón de la ciudad fue San Teodoro, sin embargo parece que tras el declive del imperio Bizantino no parecía conveniente seguir honrando a un santo griego, desde ese momento, en el año 828 se erigió como patrón de la ciudad San Marcos.
La Basílica se puede visitar, solo hay que tener paciencia para esperar tu turno en una cola que aquel día no paraba de crecer y crecer.
Y el campanille de San Marcos, frente a la Basilica. Es uno de los símbolos de la ciudad. Tiene una altura total de 98,6 metros separada en 4 partes bien diferenciadas, el cuerpo de ladrillo visto y planta cuadrada, el campanario con cuatro arcos en cada cara y 5 campanas en su interior, sobre él un cubo sobre el que se asienta el tejado que se corona con una aguja piramidal y una veleta con la figura del ángel Gabriel. En 1.515 adquirió la forma que tiene ahora, antiguamente fue un faro para barcos, se derrumbó en 1.902 y fue reconstruida.
Las callejuelas y sus canales pequeños bien merecen perderse por la ciudad.
Los canales mas pequeños van atravesando la ciudad de Venecia, paseando por el entramado de callejuelas de la ciudad se pueden ver rincones que son típicos de una postal. También se puede dar un paseo en una góndola, que van recorriendo los canales por el agua. Las góndolas tienen paradas como los taxis, allí mismo se pueden ver las tarifas para subirte en una, no se si son tarifas oficiales o no, solo se que miramos varios precios de varios gondoleros y eran el mismo, 80 euros por góndola en un trayecto de 40 minutos por los canales.
No se puede acceder en coche a la ciudad, tienes que aparcar en los aparcamientos habilitados para ello en las afueras y utilizar el transporte público que de deja en la misma plaza de Tartini, una plaza dedicada al violinista nacido en la ciudad Giuseppe Tartini.
A pesar de estar en Eslovenia esta ciudad es diferente. Su influencia de arquitectura gótica veneciana es innegable. Desde la plaza Tartini se ve la torre de la iglesia de San Jorge y te recuerda mucho al Campanile de San Marcos en Venecia.
Tras un día intenso y caluroso salimos hacia Treviso, donde teniamos que preparar las maletas para salir al día siguiente hacia nuestro siguiente destino, Liubliana.
Salimos sin prisa de Treviso camino de Liubliana, capital de Eslovenia y el lugar donde habíamos fijado la residencia para los siguientes días. Nuestra intención era llegar a media mañana, pasear un poco por la ciudad y comer en el centro, pero un atasco monumental convirtió un trayecto de unas dos horas y media en un peregrinar de mas de seis, así que tomamos algo para picotear en una gasolinera en la carretera y comimos a las cinco de la tarde en un restaurante de comida rápida a la entrada de la ciudad, bueno, no todo puede ser perfecto, los imprevistos ocurren. Llegamos al hotel, nos duchamos y salimos, ahora si, a pasear por Liubliana.
Liubliana es la capital de Eslovenia y la ciudad mas grande del pais, es una ciudad tranquila y acogedora. El casco antiguo y mas turístico no es muy grande, puede recorrerse a píe, sus calles peatonales te permiten disfrutar de la ciudad sin problema de trafico.
El castillo de Liubliana es el distintivo de la ciudad. Desde la torre se ve toda la ciudad. Es de origen medieval, está en lo mas alto de una colina y a él se puede acceder en fonicular, rápido y barato, andando, es un paseo muy bonito por un camino arbolado, o en coche, arriba hay un aparcamiento pequeño en el que aparcar.
Data del siglo IX. Ha pasado por varias manos, fue, entre otras cosas, prisión provincial. En 1.848 se construyó la torre del mirador desde donde el vigilante alertaba de los incendios.
En 1.905 la ciudad compró el castillo para utilizarlos con fines culturales. Actualmente se pueden ver exposiciones y proyecciones.
En la plaza del castillo hay un restaurante donde poder comer y pasar un rato agradable en un entorno mágnifico.
Un punto central de Liubliana es la plaza Preseren, en el destaca el monumento a Preseren, una estatua de bronce del poeta esloveno France Preseren, considerado uno de los mejores poetas romanticos de Europa.
Desde esta plaza, y a traves del triple puente, que como su nombre indica, son tres puentes en uno, que permiten atravesar el rio Ljubljanica, conectando la Plaza Preseren con el otro margen del rio, donde, entre otros edificios está el Ayuntamiento
Como elemento representativo de la plaza Preseren, la Iglesia de la Anunciación, iglesia católica regida por franciscanos, data de 1.669 y es de estilo barroco.
El puente de los zapateros, a la izquierda, es uno de los mas antiguos de la ciudad y el puente de los dragones, a la derecha, tiene un dragón en cada una de las esquinas, es un puente para el trafico rodado y se puede decir que marca el principio o el final de la visita mas turística de la ciudad de Liubliana. Este puente fue inagurado en 1.901.
Y aquí la plaza Vodnik o plaza del mercado. En ella se instalan diariamente, salvo los domingos, un mercado de alimentación al aire libre. En la misma plaza está la catedral católica de San Nicolas, un edificio de estilo barroco y que data del siglo XVIII.
A unos 25 Km. de Ljubljana está esta preciosa ciudad medieval, Skofja Loka, una ciudad pequeñita que puede recorrerse entera en una mañana. Destacar el puente de los capuchinos o de piedra, que permite cruzar el rio Selska Sora. Data del siglo XIV y fue mandado construir por el obispo Leopoldo. Este puente originalmente no tenia las protecciones metálicas que fueron añadidas en 1.888, año en que el obispo Leopodo murió junto a su caballo al caerse del puente y ahogarse en el rio.
Al día siguiente salimos para visitar Ptuj, entá a unos 130 km. de Liubliana, pero estando tan cerca no podíamos no visitar la ciudad mas antigua de Eslovenia. Data de la Edad de Piedra y su mayor esplendor lo adquirió cuando fue colonizada por los romanos, llegando a ser un enclave militar y comercial muy importante. Fue saqueada por los hunos y ocupada por los ávaros y eslavos, fue campo de batalla durante las Gererras Turcas, fue incendiada en varias ocasiones, por lo que poco a poco fue perdiendo importancia. En 1941 fue ocupada por la Alemania Nazi.
A la derecha el castillo de Skofja Loka, uno de los edificios mas emblemáticos de la ciudad. Data del siglo XIII, fue destruido por un terremoto en 1.511 y reconstruido posteriormente. En sus origenes fue una fortaleza episcopal, hoy es el museo de la ciudad. A la derecha la plaza Mestni TRG.
La mañana la pasamos en Skofja Loka, el coche lo dejamos en un aparcamiento habilitado a los pies del castillo, paseamos la ciudad sin prisa, nos sentamos en un barecillo a tomarnos un refrigerio y salimos hacia Liubliana, donde comimos, nos refrescamos en la piscina y seguimos disfrutando de de la ciudad.
Al día siguiente salimos para visitar Ptuj, entá a unos 130 km. de Liubliana, pero estando tan cerca no podíamos no visitar la ciudad mas antigua de Eslovenia. Data de la Edad de Piedra y su mayor esplendor lo adquirió cuando fue colonizada por los romanos, llegando a ser un enclave militar y comercial muy importante. Fue saqueada por los hunos y ocupada por los ávaros y eslavos, fue campo de batalla durante las Gererras Turcas, fue incendiada en varias ocasiones, por lo que poco a poco fue perdiendo importancia. En 1941 fue ocupada por la Alemania Nazi.
Es una ciudad pequeñita que también puede verse en una mañana. Destacar el castillo que data del siglo XII y que construido con carácter defensivo y está en lo mas alto de una colina vigilando todos los rincones y defendiendo a la población. Actualmente puede visitarse el interior, en el hay instrumentos musicales que pertenecieron a la nobleza, tapices, muebles, pinturas y una colección de mascaras y vestidos de carnaval típicas de la región de lo mas interesante. Desde el castillo se ve el rio Drava, junto a sus orillas nace la ciudad de Ptuj.
Paseando por sus calles nos encontramos con la Iglesia de San Jorge y torre del reloj del siglo XII, delante de ella el monumento de Orfeo, una piedra lapidaria romana del siglo II. (izquierda), el ayuntamiento (centro) y la plaza de la ciudad vieja donde está la estatua de San Florian. Data del siglo XVIII y fue constuida tras los numerosos incendios que se produjeron en la ciudad durante este siglo, sus habitantes le pidieron al santo protección. (derecha).
A unos 30 km de Ptuj está Maribor, una ciudad mas grande donde comimos y paseamos. Creo que Ptuj me gustó tanto que Maribor no me impresionó, aunque reconozco que tiene su encanto. Pasamos la tarde paseando por sus calles y disfrutando de la ciudad y cuando acabamos salimos de nuevo hacia Liubliana donde nos esperaba la cena por los algún bar de la ciudad de Liubliana.
El siguiente día lo dedicamos a visitar uno de los lugares que mas ganas tenia de ver, el castillo de Predjama. El castillo está a unos 10 Km de la ciudad de Postojna, que a su vez se encuentra a unos 50 Km de la capital eslovena, Ljubljana, en coche unos 40 minutos. Cuando ibamos por la carretera vimos las cuevas de Postojna y nos paramos para visitarlas, dejamos el coche en el parking de las cuevas, 4 euros, y compramos las entradas combinadas de las cuevas y el castillo, 31,90 euros los adultos, 25,50 euros los adolescentes y 19,10 euros los niños, ademas de los 3 euros de cada audioguia en español. El viaje al castillo desde las cuevas puede hacerse en coche o en un autobús que sale desde las cuevas y es gratis si tienes las entradas al castillo. Las cuevas son impresionantes, dentro no se puede hacer fotografías, así que no tengo ninguna, pero son realmente fabulosas.
Después de comer en un restaurante en la cueva, salimos en autobús hacia Predjama, el castillo es simplemente espectacular, está construido en la entrada de una cueva y da la sensación de que está pegado a ella.
La apariencia actual data del siglo XVI tras una reconstrucción, aunque parece ser que este lugar había otra construcción anterior que data del siglo XII.
El siguiente día lo dedicamos a visitar uno de los lugares que mas ganas tenia de ver, el castillo de Predjama. El castillo está a unos 10 Km de la ciudad de Postojna, que a su vez se encuentra a unos 50 Km de la capital eslovena, Ljubljana, en coche unos 40 minutos. Cuando ibamos por la carretera vimos las cuevas de Postojna y nos paramos para visitarlas, dejamos el coche en el parking de las cuevas, 4 euros, y compramos las entradas combinadas de las cuevas y el castillo, 31,90 euros los adultos, 25,50 euros los adolescentes y 19,10 euros los niños, ademas de los 3 euros de cada audioguia en español. El viaje al castillo desde las cuevas puede hacerse en coche o en un autobús que sale desde las cuevas y es gratis si tienes las entradas al castillo. Las cuevas son impresionantes, dentro no se puede hacer fotografías, así que no tengo ninguna, pero son realmente fabulosas.
Después de comer en un restaurante en la cueva, salimos en autobús hacia Predjama, el castillo es simplemente espectacular, está construido en la entrada de una cueva y da la sensación de que está pegado a ella.
La apariencia actual data del siglo XVI tras una reconstrucción, aunque parece ser que este lugar había otra construcción anterior que data del siglo XII.
El castillo es prácticamente impenetrable, a su difícil acceso a pié por las montañas se le suma el rio Lovka a sus pies y la altura del precipicio en la que se encuentra ubicado, 120 metros.
El interior del castillo no es tan espectacular como en exterior, las estancias típicas y poco mas. Las vistas al exterior si son fabulosas y algo curioso, unas escaleras que permiten subir desde el interior del castillo por la roca, en lo que parece ser un entramado de laberintos secretos que permitían entrar y salir del castillo sin ser vistos.
Tras una noche de sueño reparador, al día siguiente salimos rumbo a Bled, una ciudad a poco mas de 50 Km. de la capital. En ella destaca su lago, el lago Bled, un lago glaciar que pertenece a los alpes Julianos.
Antes de llegar a Piran, paramos en las grutas de Skocjan, "Skocjanske Jame", un conjunto de cuevas de unos 5 kilómetros de pasajes subterranos, cuevas de gran profundidad. En 1986 la UNESCO las consideró patrimonio de la humanidad. Tampoco pude hacer fotos en el interior, pero son si cabe mas bonitas que las de Postojna. Si se puede, no dejeis de visitarlas, merece la pena la visita.
Tras una noche de sueño reparador, al día siguiente salimos rumbo a Bled, una ciudad a poco mas de 50 Km. de la capital. En ella destaca su lago, el lago Bled, un lago glaciar que pertenece a los alpes Julianos.
En el centro del lago hay una pequeña isla natural y en ella hay una iglesia, la iglesia de la Asunción. A la isla solo se puede acceder en barca (por 12 euros por persona un barquero te lleva allí en una barca de remos). La iglesia está encima de una colina, así que para acceder a ella hay que subir una empinada escalera de piedra de 99 escalones.
Esta iglesia se cree que data del siglo XII, aunque fue consagrada algo despues, en 1.465.
No solo la iglesia, sino todo el entorno que la rodea es espectacular.
El lago es impresionate, la isla natural que hay en el él, la iglesia en medio del lago, el castillo sobre la montaña, el color turquesa de sus aguas y el magnífico entorno que lo rodea, un frondoso bosque verde, que le da a este lago una belleza extrema.
Sobre la cima de un acantilado y desde donde puede verse toda la hermosura del lago Bled, está el castillo de Bled, la vista desde abajo es impresionante. Se puede subir en coche (está muy bien señalizado) y en la misma puerta del castillo hay un parking gratuito. Este castillo data del siglo XI. Interiormente no es de los castillos mas bonitos que hemos visto, pero son increibles las vistas al lago, eso si. Hay un museo en la que se describe la historia de Bled y alrededores, no hay guia, hay que ir leyendo los carteles en inglés y una curiosa la tienda donde está la reconstrucción de la imprenta de Gutemberg. La entrada cuesta 9 euros por adulto y 7 por los niños.
Tras toda la mañana en el lago y comer en Bled salimos hacia el desfiladero de Vintgar a unos 4 km de Bled.
Es casi una visita obligada si se está por la zona. Alrededor de un kilometro y medio entre las paredes verticales de los montes Hom y Brost por los que discurre el rio Radovna de un color turquesa increible. De gran belleza natural, la vegetación, las aguas, los saltos de agua, rápidos, pozos, pájaros... un puente de madera te lleva por los desfiladeros desde el principio al final.
Es un paseo muy cómodo, vas disfrutando de las maravillosas vistas cuando te das cuenta que has llegado al final y encuentras la cascada de Sum, un salto de agua de 16 metros de altura.
Muy cerca de la entrada hay un parking para dejar el coche. LLegando al principio del recorrido por el desfiladero hay una taquilla para pagar la entrada, es muy barata y sus ingresos van destinados a la conservación del lugar.
El lago es impresionate, la isla natural que hay en el él, la iglesia en medio del lago, el castillo sobre la montaña, el color turquesa de sus aguas y el magnífico entorno que lo rodea, un frondoso bosque verde, que le da a este lago una belleza extrema.
Sobre la cima de un acantilado y desde donde puede verse toda la hermosura del lago Bled, está el castillo de Bled, la vista desde abajo es impresionante. Se puede subir en coche (está muy bien señalizado) y en la misma puerta del castillo hay un parking gratuito. Este castillo data del siglo XI. Interiormente no es de los castillos mas bonitos que hemos visto, pero son increibles las vistas al lago, eso si. Hay un museo en la que se describe la historia de Bled y alrededores, no hay guia, hay que ir leyendo los carteles en inglés y una curiosa la tienda donde está la reconstrucción de la imprenta de Gutemberg. La entrada cuesta 9 euros por adulto y 7 por los niños.
Tras toda la mañana en el lago y comer en Bled salimos hacia el desfiladero de Vintgar a unos 4 km de Bled.
Es un paseo muy cómodo, vas disfrutando de las maravillosas vistas cuando te das cuenta que has llegado al final y encuentras la cascada de Sum, un salto de agua de 16 metros de altura.
Muy cerca de la entrada hay un parking para dejar el coche. LLegando al principio del recorrido por el desfiladero hay una taquilla para pagar la entrada, es muy barata y sus ingresos van destinados a la conservación del lugar.
El siguiente día pusimos rumbo a Pirán al suroeste de Eslovenia, a unas dos horas en coche desde la capital Liubliana.
Tras salir de las cuevas pusimos rumbo a Piran, en la península de Istria, en el mar Adriático. La mayor parte de esta península pertenece a Croacia, una parte a Eslovenia y una parte muy pequeña a Italia.
A pesar de estar en Eslovenia esta ciudad es diferente. Su influencia de arquitectura gótica veneciana es innegable. Desde la plaza Tartini se ve la torre de la iglesia de San Jorge y te recuerda mucho al Campanile de San Marcos en Venecia.
Piran está rodeada de murallas medievales que sirvieron de protección frente a los ataques que sufrió la ciudad.
El puerto de Piran tiene su encanto y le da ese toque característico que tiene toda ciudad que está junto al mar.
El paseo marítimo es similar y diferente a la vez de lo que conocemos en España. Bares, restaurantes y tiendas de recuerdos a un lado, y al otro el mar. Aqui las costas son de arena mas o menos fina en las que se puede jugar al voley playa, volar cometas, tomar el sol tranquilamente o porque no, llevarte la neverita, comer y pasar un día playero en familia, allí son grandes piedras que sirven fundamentalmente para tomar el sol, el acceso al agua está restringido a zonas específicas para ello con escaleras de piedra y barandillas.
Al día siguiente vuelta a casa desde Treviso. Unos días fabulosos en un país impresionante.
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