Cuando llegamos a Bratislava nos llevamos una gratisima sorpresa, un casco antiguo no muy grande y con un encanto muy especial.
Una de las cosas que nos llamaron la atención fueron las estatuas. Al principio las vimos solo como estatuas, pero cuando nos contaron el siginicado de ellas nos pareció curioso y divertido.
Lo primero que vimos cuando ibamos caminando fue a un montón de turistas haciendole fotos esta señal "hombre trabajado", pensamos ¿trabajando?, ¿donde?, y cuando miramos al suelo vimos a Cúmil.
Representa a un trabajador saliendo de una alcantarilla. Nos resulto graciosa y en el tour que hicimos con el bus turístico nos explicaron el porque de esta estatua. Parece
ser que el señor en cuestión se hizo famoso por esconderse debajo de
las alcantarillas para mirar debajo de las faldas de las señoritas que
pasaban por allí, bajo la protección del trabajo, el hombre pasaba unas jornadas laborales de los mas entretenidas.
Otra estatua muy divertida y con una curiosa historia es la del Bello Ignaz. Ignaz Lamar era un mendigo que vivió en la ciudad de Bratislava hasta mediados del siglo pasado. Siempre iba vestido de manera impecable con frac y sombrero de copa y a diario regalaba sonrisas y palabras bonitas a todas las personas con las que se encontraba y flores a las señoras. Rápidamente se ganó el cariño y el respeto de sus vecinos.
En la plaza mayor está esta estatua, es la de un soldado frances con
ropas que recuerdan a Napoleón y es muy curiosa su historia. Las tropas
napoleónicas invadieron la ciudad en dos ocasiones y Napoleón
la "visitó" 1.809. Según cuenta la leyenda, un soldado frances fue
herido en una batalla y tratado por una enfermera eslovaca de la que se
enamoró, un amor imposible, pero aun así el se quedó en la ciudad.
Pasaba los dias en la plaza y se apoyaba en los bancos para "enterarse"
de lo que decian las parejas de enamorados que se sentaban en ellos.
Curioso ¿no?
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