jueves, 17 de mayo de 2012

Un viaje a Dinamarca con niños


La elección de Dinamarca como destino de vacaciones era algo que siempre habíamos tenido en mente, es de esos países que siempre habíamos querido visitar y ese año surgió la oportunidad y no la desaprovechamos. Después de ver las distintas opciones con las que contábamos nos decidimos a visitarlo por nuestra cuenta, con coche y casa de alquiler. Empezamos a buscar alojamientos y encontramos un complejo muy bonito de casas adosadas con terraza, parking, bien comunicado y lo mas importante, zona de juegos para niños y mayores, nosotros viajamos con nuestros dos niños y sabemos que ellos necesitan sus ratos de distracción, de descansar, de jugar... y ademas situado en la bonita ciudad de Ribe, el complejo se llama Ribe Byfire. Visitar Dinamarca fue visitar un país fascinante, donde los espacios naturales se mezclan con la arquitectura, donde la cultura, las tradiciones y el ocio de funden en uno solo, para hacer que una visita cultural se convierta en un día de diversión para toda la familia. Sus gentes magnificas, educadas, correctas y serviciales, hicieron que nuestro viaje a Dinamarca fuera un viaje inolvidable.

Como información general, apuntar que Dinamarca es un país escandinavo, que se encuentra al norte de Alemania y linda con el Mar del Norte y el Báltico. Sólo tiene frontera terrestre con Alemania, aunque desde 1.999 está unido por carretera y ferrocarril con Suecia a través del puente de Oresund.

Su capital es Copenhague, y su tiene una población de unos 6 millones de habitantes. Es un país que cuenta con una pequeña península en el continente y dos pequeños archipiélagos, las Islas Feroe y Groenlandia y ademas cuenta con más de 300 islas, muchas de ellas habitadas, como Selandia o Fiona.

En Dinamarca hay parques de atracciones, monumentos, castillos, actividades como teatros de calle, festivales de jazz o de blues y fiestas como la de la cerveza, así como parajes naturales de belleza indescriptible, por los que se pueden hacer rutas a pie o en bicicleta.

El idioma oficial de Dinamarca es el danés, pero la mayoría de los daneses hablan bien el inglés. Todas las películas de habla extranjera se muestran en el idioma original con subtítulos en danés.

La moneda de Dinamarca es la corona danesa y aunque Dinamarca no es parte del sistema monetario europeo y no tenga al Euro como moneda oficial, la mayoría de las tiendas los aceptan a la hora de pagar.

El clima de Dinamarca es templado, sin temperaturas extremas: ni mucho calor ni mucho frío, los meses de verano junio, julio y agosto suelen mas calurosos con una temperatura media de 21ºC y, en general soleados. Los meses de primavera y otoño normalmente son agradables, aunque con algo más de frío y el invierno frío pero con pocas heladas y nieve. El tiempo en Dinamarca es mas parecido al de Londres o Amsterdam que el de las demás capitales escandinavas.

Una gran parte de la población de Dinamarca utiliza la bicicleta todos los días para sus desplazamientos cotidianos, las calles de las principales ciudades de Dinamarca cuentan con carril-bici y en algunas hay semáforos especiales para las bicicletas.

El hogar y la familia tienen una tremenda importancia para los daneses, la mayoría de las horas libres se pasan en casa con la familia y con amigos.

Se invierte mucho en casas espaciosas y de calidad con jardines grandes y bonitos. Es considerado de buena educación quitarse los zapatos antes de entrar a una casa para no ensuciar el suelo.

Nuestro viaje comenzó el día 20 de julio desde el aeropuerto de Málaga, un día muy señalado para España y su fútbol, esa noche se jugaba la final del mundial de fútbol y España era finalista junto con Holanda, así que el aeropuerto estaba lleno de turistas con las camisetas de la selección.

Llegamos al aeropuerto de Copenhague y fuimos a por nuestro coche de alquiler y de ahí camino de nuestra residencia en Ribe, a unas dos horas de camino. Llegamos y el lugar era una verdadera maravilla, los niños se sorprendieron al ver lo que allí había y lo que podían hacer y nosotros quedamos muy satisfechos por el lugar elegido.


Rápidamente y sin perder tiempo fuimos a visitar Ribe que fue fundada en el siglo VIII, es el pueblo más antiguo de Dinamarca y esta situado en el extremo suroeste de Jutlandia. Es una bonita cuidad turística, donde su centro histórico, sus calles de piedra y sus casas de madera se han conservado manteniendo su originalidad, así que, pasear por sus calles se convierte en una experiencia inolvidable. Durante la Edad Media fue un importante puerto y una importante ciudad comercial, pero con los años los canales que daban acceso al mar se fueron llenando de arena, por lo que en el siglo XIX se constituyó la ciudad de Esbjerg como ciudad portuaria, así que la importancia de Ribe quedó prácticamente anulada.

Es importante visitar la catedral, uno de los mayores centros cristianos de Dinamarca y uno de los de mayor calidad artística que fue consagrado a la Virgen María y el edificio del ayuntamiento, ambos han sido protegidos debido a su belleza e historia y sus museos como el de Artes, el Centro Vikingo y el Museo de los Vikingos de Ribe.

Pasear por Ribe es un autentico placer, sus calles adoquinadas, tranquilas y llenas de historia, sus canales, sus barquitas y su puesta de sol son simplemente perfectas, sentarte en una de sus terrazas y ver llegar al sereno de Ribe, levantarte de la silla y acompañarlo en su ronda por la ciudad anunciando la hora a toda voz a los habitantes de Ribe, es algo que solo puede entenderse si se vive de cerca.

Tras un día agotador por el viaje y la visita a Ribe nos fuimos a nuestra casa, la idea era ver el partido de fútbol de la selección española que lo estaban televisando en una sala común, pero cuando entramos vimos que solo había un grupo enorme de seguidores holandeses vestidos con la equipación y complementos de su país, así que decidimos verlo en nuestro apartamento mas tranquilamente. Ganamos y aunque en España las celebraciones fueron una verdadera pasada, en Ribe no hubo ni un simple cohete, ni un grito, ni nada por el estilo, sin embargo, y dada la educación de los daneses, cada vez que nos identificábamos como españoles nos felicitaban por la victoria.

Al día siguiente bien temprano salimos de nuevo hacia Ribe, entramos en la catedral y subimos a lo mas alto de la torre. Después fuimos a un poblado vikingo perfectamente recreado, carrozas, tiendas vikingas, artesanía, juegos tradicionales, guerreros que entran en combate... una mañana fantástica aprendiendo de como fue la vida de los vikingos y y divirtiéndonos con ellos.

Después salimos hacia Esberg, la quinta ciudad mas grande de Dinamarca y situada en la costa occidental de la península de Jutlandia, en la parte sudoeste de Dinamarca. Esbjerg tiene un gran puerto pesquero. La torre del agua fue una de las primeras cosas que vimos al entrar en la ciudad, subimos a lo mas alto y gracias a sus fantásticas vistas disfrutamos del mar, de las impresionantes islas que la rodean, unas magnificas vistas de la ciudad y los terminales de ferry.


Después fuimos a buscar el símbolo de la ciudad “Mennesket ved Havet” o los hombres en el mar, que son esculturas blancas, de 9 metros de altura, de cuatro hombres sentados frente al mar. El mar tranquilo, el agua fría y unas nubes enormes que presagiaban lluvia. Nos mojamos los pies en el mar, como no podía ser de otra manera y pisamos la fantástica arena fina de la playa, subimos a las esculturas, de pronto unos rayos enormes y unos truenos atronadores hicieron que saliéramos corriendo al coche, comenzó a diluviar y finalizó nuestra visita a Esberg.

Al día siguiente fuimos a Aarhus, la segunda ciudad más importante de Dinamarca, en ella se mezclan mundo antiguo, el mundo moderno y sus bosques.


La ciudad vieja, Den Gamble By, es un museo al aire libre. Tiene 75 edificios históricos provenientes de hasta 20 ciudades y pueblos de toda Dinamarca y esta considerado como el primer museo al aire libre de su clase y uno de los pocos considerados como excelentes. El pueblo es en si la gran atracción, ya que la mayoría de los edificios están abiertos al público, las habitaciones están decoradas en su estado original y hay empleados del museo trabajando como actores representando la vida típica de un pueblo, en la herrería, el mercado, en la estación de correos... Se puede pasear por las calles andando, un paseo en coche de caballos, un paseo por el lago, disfrutar de los antiguos columpios de feria o de juegos tradicionales daneses.

Los edificios del museo se organizan como en un pequeño pueblo de casas con estructuras de madera. Los edificios fueron originalmente construidos entre 1.550 y 1.800 y a principios del siglo XX se trasladaron a Aarhus, poco a poco se fueron añadiendo más edificios donados por diferentes pueblos y ciudades.

Lo pasamos en grande en este pueblo, tanto nosotros como los niños. Nos llamó la atención algo que no es típico verlo en España y que si es muy común en países como Dinamarca y es el uso y disfrute que hacen de los parques y jardines, es muy típico verlos con sus mantas, sus cestas de merienda y sus juegos disfrutando de una jornada al aire libre, no se escuchan gritos ni voces, son muy respetuosos con eso y cuando se van de allí dejan el lugar tal y como lo habían encontrado al llegar.

Por la tarde visitamos Randers, una bonita ciudad de la península de Jutlandia que pertenece al condado de Aarhus y la sexta ciudad más grande de Dinamarca, dispone del único puerto natural sobre el río Guden, a unos 10 km de su desembocadura en el fiordo de Randers, ubicación que ha tenido gran importancia desde el punto de vista del negocio marítimo. Paseamos por sus calles adoquinadas, disfrutamos de su arquitectura típica, sus plazas, lo que si fue sorprendente fue la poca gente que había en la calle, prácticamente estábamos solos paseando, y todo a pesar de ser buena hora , en torno a las19:00 horas y la temperatura no era muy fría.


Al día siguiente nos levantamos temprano y salimos rumbo a lo que era uno de los destinos mas esperados por los niños, Legoland. Dinamarca es el país de origen del mítico juego de Lego y el parque temático Legoland está considerado como uno de los más didácticos del mundo, concretamente está situado en Billund, en el centro de la península de Jutlandia. Es un lugar muy recomendable para llevar a los niños ya que ellos son los verdaderos protagonistas, aunque también los no tan pequeños disfrutan mucho. Dentro del parque se pueden ver muchas construcciones de diferentes temáticas, transportes, animales, edificios... todo ello hecho con piezas de Lego, perfectamente ambientadas y pensadas no solo para el entretenimiento, sino también para el aprendizaje. Además cuenta con muchas otras atracciones como montañas rusas, barcos, carreras de coches, juegos en 3D, ... todo destinado a conseguir que un día en Legoland sea un día inolvidable.

Tras descansar de un día agotador, intenso y muy divertido en Legoland, fuimos a visitar Odense, la tercera ciudad más grande de Dinamarca después de Copenhague y Aarhus. Está ubicada en la isla de Fionia y es la capital y más grande ciudad de la isla.


Odense es la ciudad natal del famoso escritor de cuentos Hans Christian Andersen, el más célebre de los escritores románticos daneses y que escribió obras dirigidas al público infantil principalmente. Los cuentos de Andersen se desarrollan en un escenario donde la fantasía forma parte natural de la realidad y las peripecias del mundo se reflejan en historias que, no exentas de un peculiar sentido del humor, tratan de los sentimientos y el espíritu humanos. La sencillez de sus cuentos y su maestría con la escritura, contribuyeron a la rápida popularización de sus cuentos y a convertirlo en uno de los grandes genios de la literatura universal. Hoy toda la ciudad gira en torno al escritor, la casa donde se crió es un lugar típico de visita de turistas y el corazón de la ciudad, donde ademas de encontrar exposiciones interesantes sobre su vida y su trabajo, se puede ver una recreación de algunas de sus obras mas famosas. Nosotros tuvimos la gran suerte de llegar allí cuando estaba empezando una representación de los cuentos, los personajes están muy bien caracterizados y el escenario esta muy conseguido. Cuentos como el “soldadito de plomo”, “la sirenita” o “el traje nuevo del emperador” cobran vida delante de un publico de niños y adultos entregado en todo momento y que interacuta con los personajes. Después del espectáculo los actores se mezclan con el publico, puedes hablar con ellos y hacerte fotos.

Se puede también visitar la casa donde nació Andersen, esta un poco mas alejada pero tiene mucho encanto.

Otro de los lugares emblemáticos de no solo de Odense sino de toda Dinamarca es la catedral de San Knud, un lugar lleno de historia. De estilo gótico, fue construida entre 1.081 y 1.093 y reconstruida en el siglo XIV. En ella se encuentran los restos del Rey Knud, patrón de Dinamarca, y cuenta con obras de arte importantísimas y mucha ornamentación.

Ademas de visitar todos estos lugares emblemáticos de la ciudad de Odense, paseamos por sus calles, comimos en uno de sus jardines y nos subimos en un barco a pedales para dar un paseo por su río. Un día simplemente espectacular para no olvidar.


Después de Odense salimos dirección de Egeskov slot, localizado al sur de la isla de Fiona, y esta considerado como uno de los castillos mejor conservados de toda Europa de la época renacentista, no solo por su arquitectura en si, sino también por sus fabulosos jardines. Su construcción terminó en 1.554 y está rodeado por agua, ya que fue construido sobre un lago en el que se colocaron postes de roble para fijarlo, siendo este el único castillo sobre el agua en Dinamarca, y según cuenta la leyenda, fue necesario talar un bosque entero para su construcción.

Alberga infinidad de tesoros, la decoración interior del castillo es impresionante, la sala de banquete está en su estado original, muebles, cortinas, alfombras … todo original, de incalculable valor económico y de una belleza indescriptible, una colección de porcelana antigua y hasta una fabulosa casa de muñecas. En el exterior del castillo ademas de los maravillosos jardines, en lo que pudiera haber sido el establo, se puede ver una colección de automóviles antiguos, motocicletas antiguas, coches de caballos, una colección de aparatos voladores, una colección de vehículos de bomberos y otros vehículos de emergencia, y en el exterior un gran parque infantil con juegos tradicionales daneses, un gran laberinto....

Al día siguiente salimos camino de la isla de Mando, probablemente una de las islas más tranquilas de Dinamarca, la razón principal se debe a las mareas, con la marea alta la isla está fuera de la conexión del trafico con el mundo exterior, por lo tanto no tiene ninguna similitud con ninguna de las islas vacacionales y mas turísticas de Dinamarca .

La isla de Mando esta situada en medio del mar de Wadden entre Fano y Romo y forma parte del municipio de Ribe. Para poder acceder a ella es necesario que la marea se encuentre baja, por lo tanto serán ellas las que determinen cuando se podrá entrar y salir de la isla, por lo general los accesos se inundan dos veces al día. Para poder acceder a la isla hay dos maneras, una, a través de una carretera asfaltada y publica y que solo es recomendable usar si se conocen las mareas y otra, a través de un camino de grava colocadas a unos 60 cm. por encima del fondo del mar, perfectamente señalizada y por la que transita el traktorbus, un tractor capaz de agarrar sus ruedas a las aguas mojadas y medio inundadas del camino y un bus trasero para transportar a los pasajeros. La distancia a recorrer es de unos 6 kilómetros y el paseo, salvo por los baches del camino y el ruido del tractor, es fabuloso. El paisaje es único y los efectos que sobre las tierras dejan las mareas es simplemente impresionante.

Actualmente es una isla muy poco poblada, unos 30 habitantes y por lo que he podido leer, la mayoría son casas de campo y sus habitantes se dedican a la agricultura y al turismo. La isla cuenta con un supermercado, tiendas de recuerdos para turistas y una oficina de información turística oficial.

En Mando se puede practicar senderismo y montar en bicicleta para disfrutar de la naturaleza única de la isla y de la vida silvestre.

Esa tarde fuimos a visitar un fiordo, en concreto el fiordo de Rinkobing, no es tan espectacular como los fiordos noruegos pero es curioso de ver y mas curioso aun nos resulto ver la costa. Sabíamos que estábamos cerca del mar, los mapas lo indicaban así y también vimos un faro que nos dió pistas sobre su cercanía, pero eramos incapaces de verlo, así que empezamos a caminar. Caminamos un buen rato hasta que de pronto nos dimos cuenta que estábamos encima de una duna y justo debajo nuestra el mar, kilómetros de costa de una playa preciosa y limpia, ese día con algo de oleaje debido al viento que soplaba, las dunas bordeaban la playa, la bajada fue un tanto complicada pero el paseo por la arena mereció la pena, así como ver la puesta de sol.


Al día siguiente salimos dirección a la isla de Romo, la isla mas meridional de las islas Frisias habitadas que hay en Dinamarca. Esta situada entre Syly y Mando. Esta isla, aunque su principal fuente de ingresos fue la pesca y después el comercio, actualmente lo es el turismo, sus museos, monumentos, playas y paisajes naturales lo hacen un lugar muy visitado.

La mayor parte de Romo es naturaleza con grandes áreas protegidas. Es característico el fuerte viento que sopla y que ha influido en la morfología de las islas donde abundan las dunas móviles y playas de grandes extensiones completamente planas barridas por el viento. Los muchos caminos y senderos te animan a explorar la isla, bien a pie, en bicicleta o montado a caballo, las maravillosas playas de arena y el mar con sus fuertes mareas, te invitan a disfrutar del sol, de la tranquilidad de la isla y de los fantásticos paisajes que deja el mar cuando baja la marea.

Como atracción para toda la familia y en especial para los mas pequeños está el Labyrintpark, un gran parque con laberintos y juegos tradicionales daneses, donde se puede pasar toda la mañana sin parar de jugar para finalmente alzarte con tu diploma una vez que has conseguido realizar todos los retos.

Tras una mañana de naturaleza y aventura, la tarde la pasamos en la ciudad de Tonder, que se encuentra al sur de Dinamarca. Gracias a su situación geográfica privilegiada, su puerto fue uno de los más importantes e inclusive cuenta con uno de los mercados más antiguos del país, pero perdió su importancia al perder la salida al mar después de la construcción de los diques en el siglo XVI. Su casco antiguo es fantástico, con hermosas construcciones, calles peatonales, plazas...es una localidad muy atractiva en la que merece la pena detenerse y visitarla. Paseamos bajo una lluvia incesante, disfrutamos de una fiesta al aire libre donde la cerveza, la salchicha con mostaza y ketchup y el baile se mezclaban con la lluvia y el frío al que nadie parecía darle importancia .


Este día salimos camino de Copenhague, dejábamos definitivamente el alojamiento en Ribe y nos trasladábamos a un hotel. Antes de dejar las maletas paramos en el Castillo de Frederiksborg, situado en Hillerod al norte de Copenhague. Desde 1.878 alberga el Museo de Historia Nacional. Fue construido para el rey Christian IV entre 1.602 y 1.620 y fue el lugar de las coronaciones reales danesas. Hoy en día se puede visitar y disfrutar de todo su esplendor, tanto el interior, con sus decoraciones, sus pinturas, sus antigüedades, sus techos... como el exterior con su lago y sus elegantes jardines. Solo puedo decir que es impresionante y una verdadera maravilla.

Tras Freseriksborg fuimos a Kronborg Slot, un castillo y fortaleza en la ciudad de Elsinor, situado frente al mar en el estrecho de Orensud y con unas vistas impresionantes sobre la costa sueca. Se hizo famoso gracias a la literatura y a William Shakespeare quien situó al príncipe Hamlet en Elsinore (el nombre antiguo del castillo) en su novela. Kronborg es uno de los castillos más importantes del Renacimiento en el norte de Europa y ha sido declarado patrimonio de la humanidad por UNESCO.
Paseamos por los alrededores y comimos en las inmediaciones del castillo. 


Ya entrada la tarde salimos hacia el hotel que teníamos en Copenhague para dejar las maletas, ducharnos y hacer una primera visita a la ciudad.

Copenhague es la capital de Dinamarca y la ciudad mas grande del país. En Copenhague se ubican las instituciones más importantes de Dinamarca, como el como el Folketing (parlamento), el Palacio de Amalienborg (residencia de la familia real danesa) y el gobierno central y es asimismo el centro neurálgico cultural y económico del país y a pesar de su ubicación geográfica es también un importante centro de tráfico con el principal aeropuerto, la estación de tren y uno de los mayores puertos.

Copenhague cuenta con muchos lugares de interés y la mayoría de ellos se encuentran a poca distancia por lo que es bastante fácil moverse a pie o en bus. Copenhague es ampliamente reconocida como una de las ciudades más respetuosas del medio ambiente en el mundo.

Las tres atracciones más famosas de la ciudad son el parque de atracciones Tivoli, la estatua de La Sirenita, y el de Freetown de Christiania, aunque es imprescindible visitar el Palacio de Amalienborg, el hogar de la familia real, hacer un tour guiado por el canal en el puerto y caminar por la calle comercial Stroget.

Cuando nosotros llegamos la Sirenita no estaba, estaba en la exposición universal que se celebró ese año en Shanghái, por lo que solo la pudimos ver una pantalla gigante con su imagen y los visitantes de la exposición disfrutando de ella. Si hicimos un tour guiado en barco por los canales, paseamos por las calles mas emblemáticas, comimos en uno de sus canales, vimos a la guardia real, ..., en definitiva disfrutamos de esta fascinante ciudad en nuestro ultimo día de estancia en Dinamarca.

Fue un viaje inolvidable a un país fascinante.

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